miércoles, 8 de julio de 2020

Aprendiendo sobre INTIMIDADES...

La INTIMIDAD es un espacio vital, necesario para la introspección. Se explora a temprana edad, cuando en la niñez descubrimos que podemos tener espacios introspectivos. Se desarrolla con más presencia luego de los 7 u 8 años, cuando los niños inician una etapa de separación del útero materno, por lo que buscan aún más sus tiempos a solas, su juego individual, sus actividades del hogar, su exploración personal. Esto aumenta en la adolescencia, donde se declara una separación completa. Entonces las personas nos volcamos más a nuestra privacidad, donde podemos entrar y resolver nuestros conflictos internos para poder luego "volver al mundo" (o no). La emocionalidad está muy movida por nuestras hormonas, por lo que se necesita ir hacia dentro y crear un mundo íntimo.
Por eso no es bueno que madres y padres estemos exigiendo a niñ@s y adolescentes que "COMPARTAN" con la familia. Menos a un adulto. Muchas veces la familia significa crisis, incomodidad, tensión. Muchas veces hay conflictos no resueltos que aumentarán la necesidad introspectiva, y la PRESIÓN de TENER que compartir a la fuerza aumenta esa tensión, ese estrés interno, generando tics nerviosos, bruxismo, dolores, agresividad (a veces reprimida, expresada con algunas manifestaciones físicas como inflamación, tensión, problemas hormonales, de concentración, de ánimo, etc, etc). Mientras más presionamos a una persona "a estar bien" menos lo estará. EL CONTROL que ejercemos sobre el resto genera mucho desequilibrio interior y nos desvincula.
Por ello en este período de encierros es importante permitir las INTIMIDADES introspectivas, los momentos a solas. Si alguien de tu familia NO QUIERE SENTARSE A COMER CON TODOS, déjalo. SI el ritmo de vida no les permite compartir mucho, no importa, ya regresará, de forma natural. Si esa persona NECESITA ESTAR MÁS TIEMPO CONSIGO MISM@, dejémosle. Lo mismo con las amistades, las parejas, las personas que frecuentamos. Cada quien necesita su espacio. Algunas personas YA TIENEN CIERTA DISTANCIA SOCIAL apriori a esta pandemia, por lo que no podemos esperar que se acerquen, que estén pendientes, que llamen, que atiendan, que socialicen, si en períodos de crisis lo que necesitan es ir más al interior, para poder reconocerse, solucionarse. Será importante para esas personas OBSERVAR qué grados de egoísmo compromete su distancia e introspección y cuanto logro EMPATIZAR con el mundo desde esta necesidad personal.
Muchas veces la adultez es un período en que ya esa necesidad va menguando, pero cada ser es distinto y algun@s somos extrovertid@s desde la niñez, porque tuvimos una infancia en que ese momento de "salir al mundo" fue atendido y protegido, muy valorado. Y otras personas son más introvertidas porque estuvieron más seguras al estar en su introspección, volcadas hacia si mismas. Y cada etapa es diferente, por lo que es muy importante respetar nuestras diferencias, distintos ritmos y momentos de "APARECER" al mundo.
Para la R. Steiner la madurez de la adultez recién se manifiesta a los 40 años, aproximadamente, período en que se vuelve más fácil estar en el mundo y volcarse hacia él, tanto para aportar con la experiencia, como para sostener procesos de otras personas. Pero las maternidades y paternidades ya nos enseñan a ello al criar, independiente a la edad. Por lo que nuestro ser maternal y paternal nos permite "estar para otr@s", desarrollar más empatía, más altruismo, compartir más y aprender que el mundo es un lugar seguro para ello.
Permitamos que cada persona viva sus procesos. No atosiguemos intentando forzarnos a "estar bien", "compartir", "amar", "ser generosos", porque cada alma tiene su tiempo, cada mente tiene sus heridas, cada ser tiene sus procesos. Tal vez podemos apoyar, expresar, aconsejar, estar presentes, generar espacios, invitar, preguntar... pero nunca forzar, exigir, atosigar, manipular... porque ello solo SEPARA aún más. Incluso podemos PROPONER algo contrario: a un niño proponle que haga un pequeño escondite o casita con mantas o cartones, debajo de una mesa, etc... algún rincón del hogar que sea solo suyo. Para un adolescente regalémosle un libro, para que esté consigo mismo. A un adulto dejémosles mensajes amorosos sin importar si los responde, llevemosle comida en una bandeja, para que coma en su habitación... etc.. Seamos creativos y respetuosos con ese lugar tan íntimo que es el alma de cada ser vivo. Luego, cuando se sienta cómod@, saldrá a compartir y tu estarás ahí para interactuar y validar su experiencia FUERA de si mism@.
Bárbara Pía.
VAMOS!

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