miércoles, 5 de junio de 2019

CIRCULAR, una práctica humana de valor trascendental

Una actividad circular es una experiencia humana tan importante...
incluso de a dos... :)
Imagina un círculo y un centro en que todo se comparte. Donde hay un punto común. Nadie está por sobre, ni más lejos, ni más cerca. Un círculo es una forma que ayuda a entender muchas transformaciones.
Las mujeres en general circulamos mucho.
Es una práctica ancestral de mujeres y hombres, y mixta también, que se ha recuperado.
Es un entrenamiento que nos ha ido llevando a nuevas prácticas sociales, políticas, espirituales, creativas, recreativas, medicinales... de apoyo mutuo, prácticas que de verdad son difíciles de lograr para nuestra humanidad. Pero allí es dónde aprendemos a ceder. No a ser sumisas ni tampoco a controlar o dominar, tampoco a seguir manipulando o a esperar ser rescatadas del lugar de víctimas. En el circulo cada una es guerrera, distinta, escuchada y oyente, vista y observadora, sostenida y sostenedora.
Evitamos el juicio y aunque lo tengamos buscamos la forma de otorgar las visiones de la forma más nutritiva posible. Expresamos la incomodidad o espejeamos. A veces confrontamos, pero sabemos que nada es tan personal y logramos resolver.
Nos traemos al cuidado colectivo, nos traemos a la escucha profunda, al resguardo de lo que es confiado.
A veces no logramos llevar esto a otros espacios... falta seguir entrenando y seguir compartiendo lo que más podamos estas formas de honestidad, de cariño, de placer, de entrar en la oscuridad y luego salir...
Hay muchos tipos de círculos y todos nos permiten entrenar esta capacidad equidistante del encuentro. Es una estructura armónica, no jerárquica, pero con responsables, con simbología, con infinitas direcciones y a la vez geometrías circunscritas.
La circularidad es una NECESIDAD en las salas de clase, en las reuniones, en los encuentros sexuales. Si! en la intimidad sexual es importante un encuentro en igualdad de condiciones y con todas las mismas premisas de un espacio circular colectivo.
Piensa en una reunión de trabajo en que un líder esté adelante y el resto mire solo a esta figura... todas las demás personas dejan de tener importancia, voz, cuerpo, presencia. En cambio si convoco, liderando, de forma circular, tengo acceso a cada integrante y cada integrante tiene el mismo acceso que yo. Cada ser se puede representarse a si mismo y puede de igual forma otorgar representatividad a cada un@ de l@s integrantes.
Podría ser una buena idea comenzar a utilizar más esta forma en las prácticas espirituales habituales, en una iglesia, por ejemplo. En los ritos, como en un hermoso funeral al rededor de quien despedimos. Tuve la hermosa posibilidad de hacerlo con mi madre, gracias a un guía espiritual que lo propuso en la ceremonia y fue muy importante: todos elevamos nuestras manos hacia el cuerpo que era de mi madre y le otorgamos cosas bellas, como simbolo de otorgarlas a su alma, agradeciendo su vida entre nosotr@s. Lo mismo hicimos hace poco, un año después, brindando por ella, recordándola.
Dónde más llevarías esta figura? Somos circulares al organizarnos? Al convivir en un hogar? Al criar? al hacer equipos de deporte? cuanto aprendería la sociedad si comenzamos a plantearlo, simplemente a implementarlo cada vez que nos toque convocar, organizar, opinar... digamos :

"Hagamos un círculo?"


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